martes, 9 de agosto de 2011

Genial, Anthony....¡genial..!!

La película Zorba el Griego, de Mikis Theodorakis, evolucionó la mentalidad que el espectador occidental tenía de lo que 'debía ser una película'. El cine que deja ver lo más íntimo de los personajes, lo profundo de todos nosotros, entonces debe ser llamado arte y revolución. Anthony Quinn es un ejemplo de lo mejor del cine mundial. Es entrañable.

 Lo primero que veremos es la versión original del año 1964 y después un homenaje que le hicieron al actor en 1999, cuando tenía 84 años.



Un regalo, una excelente reflexión sobre la vida y la muerte, porque están juntas...tal vez con el tiempo , y por qué no decir con la edad, la gente va haciéndose más sensible .... la primera versión de Quinn a los 49 años baila dejándonos una huella indescriptible y eterna, con liviandad, talento, pasión...............una explosión de sentimientos ... una vida pujando hacia todos los lados y convirtiendo en mágico un momento de bella expresión artística y varonil. ¡Realmente un espectáculo! Pero cuando vemos después, a Quinn a los 84 años reproduciendo la danza que lo consagró en la cinematografía mundial, es imposible no verse embargado por la ternura y la gratitud. Lo que hace en el escenario es poesía pura: con gracia, pasión por la vida y el deseo de retribuir a todo ese público que se ganó... Es muy emocionante pensar en lo efímera que es la vida, en las transformaciones que experimentamos a lo largo de los años y en el esfuerzo que todos hacemos para continuar nuestro camino con orgullo, dignidad y placer. Por un instante la gente se olvida de todo. Y como dice Quinn al final, "la música de Zorba es la música de la vida, y la vida es AMOR"



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